Bajo la llovizna,
a paso lento el pregonero*
de ají cachucha**
*vendedor ambulante que pregona su mercancía
**https://www.ecured.cu/Aj%C3%AD_cachucha
Bajo la llovizna,
a paso lento el pregonero*
de ají cachucha**
*vendedor ambulante que pregona su mercancía
**https://www.ecured.cu/Aj%C3%AD_cachucha
Después de almuerzo salimos hacia Ayúa, un caserío intrincado perteneciente al municipio Bijarú. En el parque de Bijarú nos esperaba una araña* que nos llevaría 8 kilómetros hacia dentro del campo,pasando por un caserío llamado Tierra Blanca donde la tierra era realmente blanca, hasta el batey** donde nos quedaríamos.
Parque de Bijarú.
Bajando el poste de una lámpara
un chipojo
Sobre una roca
perfectamente ovalada
se posa una libélula
Atardece.
Enredaderas florecidas
entre los atajanegros***
Fuimos recibidos por una familia amable de guajiros en casa de un señor de 90 años al que le llamaban Uva. Hasta donde estábamos llegó un hombre a decir algo de un robo, sobre una yegua apalusa que movía la cabeza mientras a ratos se despeinaba con cada ventisca.
Prenden la leña.
Al caer el cubo en el pozo
el sonido del agua
Decía Uva que todas las noches rondaban bandoleros (ladrones) por allí para ver qué se quedaba fuera del bohío, así que al anochecer recogimos hasta la soga y el cubo. Antes de dormir recordaba un haiku de Ryokan.
Ruido en el patio.
Apenas logro ver
la luna creciente
En Ayúa estuvimos varios días.Por las mañanas ayudábamos con el corte de leña y la recogida de mangos y mamoncillos.
Café con leche.
En la punta de la palma
un cernícalo en silencio
Meses sin lluvia.
Descargo la leña
al lado de las vicarias
Entre el cafetal
la palma derribada
llena de santanillas
Por las tardes salía a recorrer la finca.
Desde la loma
más alta de la finca,
el silencio
Sol de Julio.
Entre el platanal
Una puerca parida
Saborear un mango
tumbado por el viento
El atardecer, los sinsontes entonados, las guayabas empolvadas, el regreso de las garzas.
Mirar las abejas
saboreando un mamoncillo
En el baño,
junto a la ventisca
se cuelan jejenes
Cerramos las puertas del bohío.
de guano a guano
la bruja****
Hasta la casa llegaba un cable eléctrico fino que apenas daba corriente para las dos lámparas que había y para cargar los equipos de batería.
Dormito.
En la pared,
la quietud de la bruja
*carro pequeño tirado por un caballo. En el oriente de Cuba se le dice –volanta-, en el occidente, “araña”.
**conjunto de bohíos (pequeñas casas de guano) que en ocasiones son de la misma propiedad.
***planta espinosa que se utiliza para el cercado de las casas.
**** mariposa grande, negra, llamada –bruja-.
fotomangle
Después de 12 horas de viaje en bus desde La Habana llegamos a las 3 de la mañana al pueblo de Báguano en la provincia Oriental de Holguín. Caminamos por un sendero lleno de piedras de río hasta el bohío de donde haríamos la primera estancia, ubicado en un caserío llamado Manguito. Después de ser recibidos allí por Daigmara y Rafael esperamos a que despuntara el sol y con los primeros claros del día fuimos en una carreta de bueyes hasta la finca de Rafael. El canto de los gallos era incesante y cada vez mayor el de las aves. Los rayos del sol nos daban cuando rara vez se filtraban por entre los arbustos que bordeaban el camino. La tierra blanquecina parecía estar un tanto seca a pesar del rocío. Rafael esquivaba las grietas ocasionadas por las crecidas del río casi sin tocar las riendas, sólo exclamando ¡Lucero! o ¡Flor de Mayo!, los nombre de los bueyes que tiraban de la carreta confeccionada casi en su totalidad con tablas de palma, donde íbamos los “occidentales” disfrutando de todo aquel espectáculo mañanero.
Terminando de advertirnos que podíamos encontrar tocororos y cartacubas, Rafael detuvo la carreta con un -¡Escuchen!- en voz baja. ¡Cororo cororo! ¡Era el canto de un tocororo! Me emocionó mucho tener la posibilidad de ver y escuchar por primera vez al ave nacional de Cuba. Dimos unos pasos lentamente dejando la carreta detrás para no hacer ruido. Volvió a cantar y estaba posado en las ramas de un arbusto a ocho metros de nosotros aproximadamente.
¡Cororo cororo!
Al pisar hojas secas
Emprende el vuelo
Andar sobre una carreta de bueyes.
A lo lejos
¡Cororo cororo!
Llegamos a la finca, una parcela de tierra sembrada en medio de todo un monte espeso. Arranqué unas mazorcas de maíz para desayunar mientras caminaba por un lindero enyerbado mojando los pies con el rocío.
En la mañana
las montañas a lo lejos.
¡Cientos de abejas!
Bajo un quiebrahacha* orino.
¡Tan cerca las nubes!
*árbol
Regresamos.
Sobre las piedras del camino
bostas frescas
Jardín del bohío.
Entre el racimo de fongo*
un nido de tojosas**
**pequeñas palomas
*plátano burro